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viernes, 13 de febrero de 2009

Planteamiento Previo al Pololeo

PLANTEAMIENTO PREVIO AL POLOLEO

Ideas a pensar y ordenar: Dice Pascal que “todos los problemas del ser humano derivan de su incapacidad para sentarse sólo en una habitación”. Dedicar un poco de nuestro tiempo a pensar, es una de las tareas más nobles y humanizadoras para el hombre.
Hay un proverbio ruso que dice: “El joven trabaja con sus manos, el viejo con su cabeza”. Bien cierto, pero también se dan situaciones en las que tanto los jóvenes como los viejos, necesitan de sus manos y de su cabeza; pero tal vez lo más acertado esté en utilizar más la cabeza antes de actuar y después actuar con ánimo y espíritu juvenil. Es por ello que se propone ubicarse racionalmente y con tiempo, antes de que llegue el pololeo y el enamoramiento; es decir, ante un tema tan importante para la vida de toda persona, bueno será siempre proceder con un cierto planteamiento previo de vida. Los siguientes puntos intentan ofrecer claridad de conceptos básicos para llevar a cabo y de forma sólida una relación.

El verbo AMAR con sus diferentes matices a partir de su raíz griega:
· erao = amar en sentido sexual, amor romántico, sexual, Esther 2,17
· stergo = amor familiar, brota de lazos de parentesco, Rom 12q,10
· fileo = amor de amistad, en castellano querer, Jn11,2 y 20,2; Lc15,19
· agapao= amor de benevolencia, hacer algo por el otro Jn 13,1;15,13
amor afectivo, teologal, Jn 21,1-23, Jesús a Pedro ¿me amas (agapao) más que estos; Pedro, Tú sabes que te quiero (fileo)

También el griego utiliza tres palabra para expresar las clases de amor:
1. eros = es el amor de atracción,
2. philía = amor de amistad,
3. ágape = amor fraternal.

Amor[1]. El sentido del amor según Víctor Frankl:
El amor es un fenómeno tan primario como puede ser el sexo, pero el sexo es una forma de expresar el amor,
El amor constituye la única manera de aprehender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad,
El amor no se entiende como un mero efecto secundario del sexo, sino que el sexo se ve como medio para expresar la experiencia de ese espíritu de fusión total y definitivo que se llama amor.

Podemos hablar, siguiendo a Xavier Lacoix[2] de niveles del amor:
a) Nivel del placer: amar es encontrar gusto, experimentar placer; tiene dos límite
= egocéntrico,
= superficialidad.
b) Nivel de la emoción: es una conmoción interna; es más interior que el placer, como maravillarse de algo; siempre es efímero; se puede sentir emoción y no dar pasos reales en las relaciones con el otro,
c) Nivel del sentimiento: nos abre más al otro mediante el apego, la afección, la ternura; brota del placer y la alegría; no es sólo goce, sino regocijo por la presencia del otro; es algo más interior, pero también tiene sus límites = puede ser frágil, precario, inconstante y puede transformarse en lo contrario: odio; “yo no amaba, sino que amaba amar” (S. Agustín)
d) Nivel para explicar el amor, es la voluntad; es más interior, es el corazón del amor; es el deseo, más la decisión, decisión de dar prioridad al otro.
Amar a alguien es gozar de que exista y querer que exista por más tiempo; hay gozo por la presencia; hay una vertiente activa que se configura en servicio por la vida del otro; detrás del regocijo, está el reconocimiento.

El reconocimiento del otro es una forma de amor, que se considera amistad. Es como si una nueva dimensión se abriera en mí al descubrir al otro y sentirme reconocido por él.
Amar es más que la simple atracción, es concordia, acuerdo de corazones, “conveniencia de voluntades” (Montaigne) Se apoya en lo que hay de mejor en cada uno, para juntos perseguir un bien, un valor.
El amor encaja perfectamente en un Planteamiento global de vida. En esta
tarea tiene su razón de ser el trabajo a realizar en el ramo Amor y juventud, como hilo conductor del curso.

¿Cómo se ve esta situación importante de la vida desde una perspectiva pastoral y creyente?

“En el pololeo lo esencial no se transa”.
José Luis Correa

Imposible no cuestionar al sacerdote José Luis Correa por la osadía de escribir el libro “Pololear ¿Cómo? ¿Con quién? ¿Cuándo?”. ¿Qué experiencia puede tener un cura al respecto? Dice que efectivamente la tuvo y la agradece, pero además lleva 14 años acompañando a pololos e incluso ha bendecido muchísimos matrimonios. Y, más aún, fueron los propios jóvenes quienes le pidieron que transformara en un libro los consejos que les daba sobre cómo acertar en esta a veces difícil decisión.

José Luis Correa, sacerdote del Movimiento de Schoenstatt, mantiene contacto con alumnos universitarios y también de enseñanza media. Es capellán de la Alianza Francesa y trabaja con matrimonios. Viaja por el sur de Chile por su labor en la Comisión Nacional de Pastoral Universitaria y en Perú es asesor del Movimiento de Schoenstatt.

Y qué duda cabe de que tiene un especial carisma con los jóvenes. Cuenta que la iniciativa partió como un ciclo de charlas, que luego se transformó en un seminario de un fin de semana y terminó concretándose en el libro que presentó, rodeado de amigos, en el Aula Magna de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. -¿Qué consejos da a los jóvenes que están en etapa de pololeo? -Que los criterios de vida que lleven sean comunes. El gran consejo en la búsqueda de pareja es preguntarse si esa persona con quien quiero estar me complementa o no. Lo segundo, esa persona tiene elementos básicos que yo comparto con ella o somos totalmente dispares.

-Pero sucede que muchas veces dos personas muy distintas se atraen, dicen que los polos opuestos se atraen.
-Depende, lo de los polos opuestos no funciona en la química del amor. Por ejemplo, si hay una persona totalmente religiosa, para quien la religión juega un papel fundamental y de repente se entusiasma con alguien, porque le gusta el aspecto físico, que no tiene interés alguno en la religión, es muy difícil esa relación. Diferente sería que la religión fuera para esa persona un tema secundario, que pueda prescindir de él. San Agustín decía: en lo opinable libertad, en lo esencial unidad y en todo caridad. En las cosas fundamentales, esenciales, no se transa, porque dejo de ser yo. Que me guste un partido político u otro, un equipo de fútbol u otro, eso es opinable.
El sandwich después
-¿Nota que las jóvenes han perdido feminidad en sus relaciones de pareja? -Que una niña saque a bailar a un muchacho en una fiesta o que le proponga pololeo van en una misma línea, no es algo complejo. Que una niña le proponga a un muchacho, pololeando o no, avanzar a etapas que corresponden al matrimonio exclusivamente, como es la vida sexual activa, yo creo que ahí no sólo hay una pérdida de feminidad, sino que es avanzar a estados del desarrollo que no corresponden al pololeo.
-¿Los jóvenes le consultan sobre relaciones prematrimoniales?
-Ese es tema de un segundo libro.
-¿Qué les aconseja?
-Que no hay que comerse el sándwich antes del recreo.
-Le deben discutir mucho esa postura, se lo cuestionaron al Papa Juan Pablo II cuando estuvo en Chile.
-Lo discutieron porque estaba mal planteada la pregunta.
-Si hubiera estado bien planteada, creo que de todas maneras lo hubieran cuestionado. -Si uno conversa tranquilo con los jóvenes, les plantea si conviene o no quemar etapas, arriesgar situaciones que ninguno desea, entienden. Me pueden decir padre, nos protegemos, pero eso implica una actitud defensiva frente al otro. Cuando converso el tema con los jóvenes mi pregunta es ¿qué ganan y cuánto pierden?. Te diría que pierden no sólo la virginidad, pierden también la libertad porque terminan amarrados uno al otro, soy esclavo porque me entregué a una persona que no tengo certeza de que sea mi pareja definitiva. Después está el sentimiento de haber sido usado y abusado, no sentir que soy libre, responsable y que hago uso de una facultad hermosa como es la sexualidad. No sólo para unirnos, sino que para proyectarnos. Ahí está el tema de la fecundidad, algo que es temeroso, ¿se puede hacer con amor?. ¿Eso es verdadero amor? ¿Hay libertad donde sólo hay rienda suelta a las pasiones?

-En todo caso para los jóvenes eso debe ser muy discutible.
-Lo plantean, tienen todo el derecho a discutirlo y uno los escucha, pero luego los aconseja. Yo creo que lo otro es más lindo, más sano, más sabio, más prudente, más virtuoso. Y si alguna vez cayó, que no se mal acostumbre y no siga, los gringos lo llaman la second virginity, si una vez caíste, trata de recuperar el estilo de vida casto, que es mucho más respetuoso del misterio de la sexualidad.

Andar, con ventaja y más
-Según su experiencia, ¿a qué edad los jóvenes empiezan a pololear? -No diría que un pololeo sea una relación de un niño de ocho con una de siete, aunque ellos lo llamen así. A veces las mamás se asustan porque los niños dicen que están pololeando, pero eso no es pololeo, eso es un juego. Un pololeo normal empieza en la adolescencia, a los 13 ó 14 años.

-Los papás a veces se preocupan por estas relaciones tan precoces, ¿qué les aconseja? -Les recomendaría estar muy cerca de sus hijos, jamás prohibirles, hay que saber acompañar, aconsejar, estar ahí, pero jamás prohibir.

-Frente a las rupturas, ¿cuáles son sus recomendaciones?
-Lo primero es estar sumamente agradecido de la experiencia que se tuvo, no importa el fin que haya tenido, si fue por infidelidad, da lo mismo, pero hay que valorar lo que se ha vivido positivamente. Por algo me enamoré de esa persona, por algo estuvimos juntos, algo debí haber entregado y algo debí haber recibido. Hay que cerrar el círculo favorablemente. Después está el tiempo del famoso duelo, yo aconsejo no empezar una relación demasiado luego, porque hay que cerrar heridas. La nueva pareja no puede ser un parche que venga a sanar una herida que está cicatrizando, por respeto a ellos mismos hay que irse piano, piano... Y también por respeto a un tercero que se puede entusiasmar, porque muchas veces va a pagar el pato de esta soledad no querida por nadie. Hay que tener un tiempo prudente entre dos pololeos.
-Ahora hay tantos términos, amigos con ventajas, pololos, otros que sólo andan, ¿qué es lo más común?
-Lamentablemente se usa de todo, yo trato de que tomen conciencia de la responsabilidad, si me decido por alguien, por estar con una persona es importante formalizar la relación. Para mí esas relaciones de aprovechamiento, nada más que de derecho, son nada serio. Es una tendencia a no asumir compromisos. A los jóvenes hay que educarlos para que asuman compromisos.
[1] Aquí puede resultar oportuno la lectura del trabajo “Para una mayor comprensión del amor”.
[2] Lacoix Xavier, La paradoja del amor, Lyon.

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